Adrián Doménech Navarro (1994, Valencia) Diseñador gráfico y motion grapher / adriandomenech.com Mírate… ¿en qué te has convertido?En alguien que le sonríe a los perros por la calle, que a sus 28 todavía no se sabe los pasos del “No Rompas Más”, que necesita que los días tengan más horas para poder hacer todas las cosas y planes que le gustaría… pero estoy muy orgulloso del lugar que he encontrado dentro del mundo creativo y de todos los méritos y reconocimientos que he obtenido en los últimos años, pese a que de pequeño (y no tan pequeño) desconociera totalmente en qué consistía el diseño gráfico. Menciona dos de tus mayores talentos: uno útil y otro inútil. Quiero pensar que mi talento útil es mi habilidad con el diseño gráfico y la animación, siendo eso el motivo de esta entrevista y de algunos premios que he recibido. Por otra parte, si tengo que decir un talento inútil sin duda debo mencionar mi rápida habilidad para escribir felicitaciones de cumpleaños en verso. Próximamente bautizos y bodas.

¿Qué llevas en los bolsillos? Siempre llevo encima el móvil, la cartera y las llaves de casa… Y de vez en cuando un folleto de «Compro tu coche» de ésos que dejan en los parabrisas. Tengo la extraña manía de coger alguno por la calle cuando me llama la atención y de coleccionarlos. Tienen ese diseño cutre/pasado tan consolidado que incluso consiguen parecerme interesantes. Quizás algún día le pueda encontrar alguna utilidad creativa, quien sabe… ¿Cuál es ese proyecto que ideaste hace muchos años y que te encantaría materializar? Pues mira, hay uno que siempre he comentado de broma entre mis amigos pero que nunca he encontrado tiempo para realizar. Es algo que no tiene ninguna seriedad que digamos, pero creo que me podría resultar divertido de llevar a cabo. Como espero realizarlo en algún momento prefiero no dar detalles, así que solo diré que tiene más o menos relación con la respuesta anterior. ¿Te das siempre la razón? ¿Qué tan flexible eres para aceptar el cambio y hacer concesiones? No me considero una persona cabezota. Cuando me doy la razón es porque considero tener argumentos detrás que me respalden. Pero siempre estoy abierto a nuevos puntos de vista que me hagan razonar y reflexionar, incluso sobre cosas que pueda tener ya muy asentadas. Creo que hay que tener siempre la mente abierta, escuchar y aceptar que en algún tema nos podemos equivocar, cambiando nuestra opinión por alguna más constructiva… Podemos aprender de todo. ¿Qué talentos has heredado y de quiénes? ¿Has rastreado entre tus familiares a personas célebres que te hubiera gustado conocer? Mi padre siempre me ha hablado de mi abuelo, al que nunca pude conocer. Al igual que yo era músico y se dedicaba a una disciplina artística. Según mi padre teníamos la misma forma de pensar y el mismo carácter tranquilo, siempre dice que nos habríamos llevado muy bien. Además se dedicaba a la escultura y su trabajo puede ser visto en el edificio del Banco de Valencia de CaixaBank, cuyos azulejos del exterior fueron moldeados por él a mano. ¿Cuál era esa creencia que tenías de niño y que hoy, a tus 28 años, te causa gracia o perplejidad? Cuando era muy pequeño pensaba que la gente que hablaba otro idioma distinto al mío tenía que traducirlo todo en su mente previamente del español para poder hablar. No concebía que, de nacimiento, alguien pudiera pensar y hablar directamente en otro idioma. Yo para hacerlo tenía que pensar lo que iba a decir en español, traducirlo y luego decirlo, de modo que suponía que pensar en mi idioma era algo universal que todo el mundo hacía, tanto como respirar. Así que cuando veía a alguien de mi edad hablar otro idioma flipaba por lo rápido que era capaz de «traducir mientras hablaba». ¿Dónde pasaste tus últimas vacaciones y qué has traído de vuelta? Mi último viaje fue a Bilbao con mis amigos. No recuerdo haberme traído nada más que un par de imanes para la nevera (sí, no me calenté mucho la cabeza). Pero generalmente siempre que viajo (y si la ciudad a la que voy dispone de uno) suelo comprarme unas baquetas en el Hard Rock Cafe. Las venden con un diseño personalizado para cada ciudad y como batería que soy me parece un recuerdo muy chulo. ¿Hay algo que le guste a la gente o a tu pareja de ti, que tú odies de ti mismo? Algunas personas me dicen que me ven muy exigente y ambicioso con mi trabajo. Sin embargo yo esto lo veo como un arma de doble filo que a veces llega a frustrarme. Debido a que consumo mucho contenido de diseño y animación, tiendo a comparar mi trabajo con el de otros, consiguiendo que en algunas ocasiones me parezca de una calidad insuficiente con respecto al estándar que voy desarrollando, generándome un inconformismo constante. Creo que muchas veces el consumir excesivo contenido nos hace tener un mayor nivel de criterio que de habilidad, haciendo que lo que somos capaces de producir en ese momento nos parezca siempre inferior a todos los referentes que vemos. ¿Qué te ha regalado la pandemia? Creo que hablo por todos si digo que prácticamente no ha regalado cosas buenas. Si hago un esfuerzo podría decir que, a parte de algunos sustos e incertidumbre, me ha brindado una nueva perspectiva sobre trabajar desde casa. El habernos obligado a estar sin salir tanto tiempo me forzó a gestionar de forma más eficiente el teletrabajo de manera que me agobiara lo menos posible de estar durante tanto tiempo en el mismo lugar. A día de hoy sigo usando estas estrictas diferencias horarias entre trabajo y ocio que me impuse, de forma que pueda ser lo más eficiente en ambas y disfrutarlas lo mejor posible para no llegar a quemarme.