Nos adentramos en un proyecto que habla de mimar y cuidar los detalles. Así como la mejor repostería requiere de calidad en los ingredientes y de cuidado en la disposición de cada elemento, desde Nihil Estudio se trató a esta pastelería como si de una porción del mismo se tratase.
Con una materialidad que fragmenta el espacio de manera horizontal, se generan tres capas de materiales, texturas y gamas cromáticas diferentes que hacen un guiño a los ingredientes de un pastel. Con una base de teja pintada, las paredes alicatadas y el techo, que culmina en verde con un moldurismo pre-existente, nos recuerda a la parte que embellece y culmina los dulces. Este elemento atraviesa a la par que conecta la zona de obrador y la zona de compra y consumo de Coconut. Es la idea de una porción de pastel llevad al diseño interior. Una apología que Nihil Estudio extiende a lo largo de todo el local traspasando las partes abiertas al público y dotando a las zonas de trabajo de una estética cuidada, favoreciendo no solo el disfrute del comensal, sino también del trabajador.

Coconut nace desde el respeto a la técnica y la calidad artesanal del trabajo pastelero, ensalzándolo con un lenguaje que se encamina hacia la repostería más contemporánea.
Siguiendo estas premisas que hablan de tradición y de vanguardia, se generan espacios de trabajo más amplios, cómodos y de estética cuidada. Es así como desde Nihil Estudio se dotó a Coconut de un obrador nuevo que se abre al público con una cristalera que sirve de reclamo, muestra transparencia en los sistemas de elaboración del producto y permite la entrada de luz natural a las zonas de trabajo. Incluso desde la calle se puede apreciar el trabajo artesanal, abriéndolo al exterior generando una continuidad en el espacio, siendo capaces al mismo tiempo de privatizar y preservar la intimidad del trabajador. A su vez, se generan elementos expositivos que aparecen en la propia cristalera del obrador y unas cestas como elementos colgantes que recuerdan la parte más tradicional de este trabajo, sirviendo también como apoyo al mostrador.



Esta apertura de la parte artesanal del oficio, potencia el disfrute del cliente final, abre al pastelero al público y muestra la artesanía del producto hecho a mano. Una sensación que se acompaña con un mostrador, donde el cliente puede encontrar dos expositores de producto. Este elemento abraza el espacio desde la entrada y es capaz de distribuirlo, generando movimiento dentro del local y marcando la circulación que se divide entre la zona de compra y una pequeña zona de cafetería.
La madera y el mimbre se extienden en el local en los elementos que el cliente puede «tocar». El contacto cálido de la barra, las sillas, las mesas e incluso las lámparas, se han dispuesto de estos materiales para potenciar la sensación de confort en el cliente final.








Superficie: 190m2
Localización: Torrente (Valencia)