PEDRO MIRALLES, Una visión del diseño en la decada de los 80.

Nos situamos en los inicios de la década de los 80, en Madrid, lugar y tiempo de la conocida Movida Madrileña: se abren puertas a nuevos caminos y conocimientos en el cine, la fotografía, la escultura, la pintura, la arquitectura, y por supuesto, el diseño.

 


Son muchos los jóvenes dispuestos a enseñar al mundo su trabajo, que hasta entonces habían tenido que mantener a cubierto. Entre esos jóvenes vamos a destacar el trabajo de un compañero de profesión y vecino de ciudad: Pedro Miralles Claver, nacido en Valencia un 26 de agosto de 1955; el menor de cuatro hermanos y estudiante aplicado que comenzó la carrera de Arquitectura en la Universidad Politécnica de Valencia y que en 1976 se trasladó a Madrid para finalizar sus estudios.

Pedro Miralles

Pedro quedó totalmente inmerso La Movida, colaboró y trabajó con personalidades como el arquitecto navarro Rafael Moneo, el modisto madrileño Jesús del Pozo, y el cineasta manchego Pedro Almodóvar, con un “cameo” en el reparto de su primera película. Miralles era una persona abierta que se relacionaba con gente de todos los círculos culturales, y que tenía por amigos al artista Guillermo Pérez Villalta, la fotógrafa Ouka Leele, el escritor Ignacio Gómez de Liaño y el historiador Arturo Ruiz Bravo, entre otros. Madrid en los años 80 era el lugar idóneo para lanzarse profesionalmente, y Pedro lo supo aprovechar participando en  numerosas exposiciones y muestras: Nueve Nuevos Muebles creada por BD Madrid en febrero de 1984, Proyectos Inéditos de Diseño Español, en el Museo de Arte Contemporáneo de Madrid en 1985. Y la que sería su exposición más importante, en abril de 1989: Máquinas, Arquetipos y Muebles Preciosos, en la Galería Vinçon de Barcelona y en la Galería Rita de Valencia.

Tras mudarse varias veces durante sus primeros años de residencia en Madrid, finalmente montó su vida y su taller en un antiguo edificio de la Calle Canillas, y allí mismo creó su primera empresa, Nuevas Manufacturas (NMF). Por esos años Pedro jugaba a ser arquitecto, urbanista, actor, modisto, empresario, músico, escritor… y de todas estas actividades sacó conclusiones que aplicó en sus proyectos: “extraje muchas ideas del diseño de ropa estableciendo comparaciones con la arquitectura y el mobiliario. Al diseño de moda, como peyorativamente se le llama, lo concebiría del mismo modo que Hoffman lo introdujo en sus Wiener Werkstatte” . Los primeros muebles de Pedro Miralles nacieron a principios de los 80, evolucionando con los cambios que la década marcaba. Lejos de representar la efervescencia loca de La Movida, Miralles encontró sus fundamentos en la rigurosidad del neoclasicismo, marcando siempre una diferencia con respecto al resto de diseñadores. La reflexión, la atemporalidad, la calidad percibida en las proporciones, el redescubrimiento de tipologías clásicas y materiales nobles, son características fosilizadas en objetos como la lámpara Olímpica (diseñada en 1986 y producida por NMF), el biombo Voyeur (producido por Luis Adelantado en 1986), la alfombra Carmenes (producida por NMF en 1987) y Calzada  (producida por BD Ediciones de Diseño en 1987).  Pedro trabajó y modeló su propio estilo en el mundo postmoderno que le tocó vivir, aplicando su personalidad en cada una de sus más de 40 obras. Desde las primeras ideas en su cuaderno de bocetos, analizaba cada proyecto al detalle hasta su producción final, dejándose influir por elementos decorativos del pasado y plasmando sus historias en los muebles; como podemos apreciar en el Aparador Poynton (producido por Artespaña para la colección Azimut en 1988), mueble de gran funcionalidad en el hogar español aunque de raíces inglesas (por eso la elección del nombre, adoptado de la novela de Henry James “The spoils of Poynton”). El mueble, realizado con maderas nobles, decorado con fina marquetería y rematado en la parte superior con un dibujo trompe-l´oeil, deja constancia del interés de Pedro por recuperar los elementos constructivos de culturas antiguas y dotarlos de nuevos significados. Este texto que Pedro le dedica a Poynton, dice mucho de su ideología: “Poynton, memoria de una vida, simboliza el placer privado de los objetos cuidadosamente elegidos con los que decidimos convivir” . A través de una beca de postgrado concedida por el IMPIVA, Pedro viajó en 1987 a Milán a estudiar en la prestigiosa escuela Domus Academy. En Italia colaboró con Massimo Morozzi en el proyecto “Sedie & Company”, proyectando la Silla Hakernar (1988); y con Ceccoti -empresa exquisita en la producción de muebles en madera maciza de gran calidad- diseñó el Perchero Pezzunia (1989). En 1989 Miralles fue becado por el Ministerio de Industria y viajó a París, donde trabajó en la empresa XO creada por el diseñador francés Philippe Stark… una influencia clara que apreciamos en el minimalismo formal, el control del detalle, la concepción mono material y el grafismo torcido e irreverente de las patas delanteras como señas de identidad de la silla y el sillón Lynx (1989). Aunque Pedro se formó y trabajó en Madrid, nunca dejó de ser y sentirse valenciano, consciente del dinamismo de su ciudad natal: “Valencia, por ejemplo, es como un arsenal. Si alguien pone una cerilla en el lugar adecuado, saltará como un volcán” . La mayoría de las empresas productoras de sus muebles son de Valencia: Punt Mobles, para quien creó el escritorio Compás (1990) y la Consola Alfiler (1992); Andreu World, con la colección Eboli (1988); trabajó como director de arte en Ebanis, donde creó la colección Maklas (1989)… además de sus aportaciones a empresas como Muebles DO+CE y Arflex & Martínez Medina.

Pedro nos dejó muy pronto, el 2 de septiembre de 1993, pero todavía tuvo la oportunidad de participar en el diseño del mobiliario urbano de la Expo de Sevilla de 1992 con un elemento de inspiración arquitectónica, la papelera Torre del oro, diseñada conjuntamente con Ricardo Gómez. Miralles fue un valenciano en Madrid, quizás un madrileño en Valencia, y seguro un español en Milán.  “Me pregunto a menudo cuál es la capacidad que tienen algunos muebles u objetos de seducirnos provocando en nosotros una turbación semejante al enamoramiento. Creo que se debe al entorno emocional que son capaces de desarrollar, haciéndonos entrar en la relación inquietante y afectiva, capaz de trasmitir una poética propia”4.


Notas: (01) Entrevista de Marta Rodríguez Bosch a Pedro Miralles, publicada en la revista Hogares nº221 en octubre de 1986. (02) Pedro Miralles. Revista ON Diseño, “Aparador Poynton”. Número 105. Septiembre de 1989. Página 133. (03) Entrevista de Marta Rodríguez Bosch a Pedro Miralles, publicada en la revista Hogares nº221 en octubre de 1986. (04) Pedro Miralles. Revista Diseño Interior. “El universo personal de Pedro Miralles”. Número 30. Noviembre 1993. Página 12.

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