VALENCIA, TRAS LAS NUBES, Estas fueron mis primeras impresiones

La ciudad le pertenece a cualquiera que haya vivido en ella. Una vez que has estado en ella, ya no podrás borrar su imagen de tu mente.

 


Una tarde de finales de agosto llegué a Valencia. No sabía nada de la ciudad. Bajé del avión y aspiré el aroma del mar en el aire. En el camino del aeropuerto al hotel reconocí desde el taxi las palmas Sago, plantadas en el camino. Esas fueron mis primeras impresiones. 

Después de unos días, me mudé a un piso cerca del Museo de Bellas Artes, mi edificio favorito en la ciudad, con su cúpula brillando al sol como las escamas azules de un pez. El sol es algo muy propio de Valencia, siempre brilla con mucha luz, y provee a la ciudad con el clima más hermoso de toda España. Por esos rayos de sol es que hay naranjas tan sabrosas, y en cualquier cafetería sirven jugo fresco. El mar de Valencia es encantador, desde la playa puedes ver las estrellas por la noche. Por su cercanía con la costa, abundan los mariscos. En el mercado central hay marisco fresco sobre hielo, y las voces de la gente se mezclan con el olor del pescado. Por momentos siento que estoy en mi ciudad natal en China.

Valencia es un lugar para olvidar tu pasado. Cualquier hombre errante encuentra aquí su hogar. La ciudad le pertenece a cualquiera que ha vivido en ella. Una vez que has estado aquí, ya no podrás borrar su imagen de tu mente. Valencia no es sólo su nombre, existe a diario tras las nubes y en los rayos de sol, en el café al atardecer y en el azul de los azulejos.

© Xinpei Chen (1990. Xiamen, China) / Traducción y Foto: ©  Roger Omar

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